EL PRIMER PUNTO

Llegó el Domingo y Aguirre sorprendió a todos, sentó a Zuculini, pero estableció el sistema que viene siendo habitual para este tipo de encuentros, y eso que al dar la alineación confundió a todos los medios de prensa presentando 5 defensas de inicio, pero no, no era un 5-4-1, sino el 4-5-1 que ya habíamos presagiado.

 

Sabíamos que Meira jugaría, se intuía en los entrenamientos, por lo que se deducía que Mateos no sería titular, pero también lo acabó siendo. Son esas manías que tiene Aguirre de cambiar a los jugadores de posición para poder modificar el esquema si la ocasión lo requiere. El Vasco estableció a Fernando Meira en el doble pivote y ahí estuvo la clave del partido. Habiendo jugadores propios para esa demarcación como Zuculini o Pinter, o en menor medida como Kevin, Aguirre se empeñó con el central portugués hasta final del partido, convirtiéndose este en el espectador número 1 en un encuentro en que el Zaragoza rehusó a tener el balón. El otro jugador fuera de posición fue Luis García que ocupó la banda derecha dejando a Barrera en el banquillo.

El técnico mexicano sacó un planteamiento conservador, pensando en el punto inicial y pendiente que el Rayo aflojara su posible agobio inicial tras varios minutos de partido, para luego poder ofrecer una cara completamente distinta en la segunda parte usando como revulsivos a Barrera y Juan Carlos, pero no, no hubo cara distinta.

Un punto sabe a poco cuando se juega contra un recién ascendido, pero tras un tiro al palo, un paradón de Roberto y un penalty atajado por el guardameta, es un punto casi de agradecer. El portero fue una vez más la figura destacada del encuentro, sus intervenciones fueron pocas, pero esenciales para mantener la portería a cero.

Si algo nos quedó claro es que el Rayo Vallecano no es el Real Madrid, la defensa sufrió menos y se mostró más sólida, pero seguimos abusando de faltas y hemos empezado a hacer manos involuntarias que nos pueden llegar a costar una desgracia en el futuro. No quiero señalar a nadie para no crear una obsesión, pero hay gente atrás que sigue sin convencerme, por lo que me limitaré a decir que Mateos en su debut cumplió bastante bien.

No puedo dejar de pensar en palabras de admiración hacia Movilla, 37 años y 80 minutos en el campo cubriendo todas las posiciones, en el otro lado Ponzio, con 29 años desempeñando la misma labor y manteniendo el nivel al que nos tiene acostumbrados. El otro jugador que ocupaba nuestro doble pivote fue Fernando Meira, estático en esa posición y que si Aguirre no lo quitó del campo fue más por su propio ego que por la utilidad demostrada.

Lafita y Luis García tuvieron momentos destacables en la primera parte, fueron escasos pero los acabaron encontrando, en la segunda mitad se adaptaron a la dinámica del equipo y se sumaron a lo de pasar por desapercibidos.

No era partido para Micael, a pesar de ello, el técnico lo tuvo claro e insistió desde el comienzo con él, tras varios minutos quedó claro que no era partido para él. El jugador no pudo demostrar sus virtudes con las líneas del Rayo tan juntas y lo poco que se vio en la creación del juego salió de las botas de Luis García.

Mientras que Sinama era un jugador que se desentendía y rehuía hasta de sus propios compañeros cuando tenían el balón, Hélder Postiga es completamente lo contrario, el delantero portugués no se esconde, busca implicarse lo máximo posible, hasta tal punto que baja a buscar balones a posiciones donde puede estorbar a sus compañeros y, aunque así paso, adoro a un jugador que tiene hambre de balón, y más en este club.

Al salir Barrera y Juan Carlos en la segunda parte, el partido no cambió, se divisó a dos jugadores de banda puros, más cómodos que sus antecesores en el partido, pero con el mismo resultado. Braulio también tuvo sus minutos que se definieron en un tiro a puerta, cuando la jugada estaba anulada por fuera de juego y que se introdujo en las mallas, no hubo tiempo para más.

Es un punto, que visto lo visto, personalmente me deja buen sabor, las mejores ocasiones del partido vinieron de las botas del conjunto local. Se preveía un partido tosco, trabado, en el que las líneas iban a estar muy juntas y no se iba a ver casi fútbol, Aguirre no quiso arriesgar y, aunque con apuros, nos llevamos un punto a casa.

El siguiente rival es el Español en la Romareda y la imagen a dar debe ser completamente distinta. Queda una semana y hay mucho que trabajar.