FÚTBOL, VIENTO... Y UN SIN VERGÜENZA

Tarde de frío y viento la de ayer en la Romareda, donde se enfrentaban dos equipos con aspiraciones distintas. El Valencia en busca de un puesto europeo con intenciones de acabar aspirando a la Liga de Campeonesny el Real Zaragoza intentando romper su maldición en casa y, así a su vez, ampliar la distancia con el grupo de los descendidos.

El once que presentó Jiménez para el encuentro fue el siguiente: Roberto, Abraham, Loovens, Álvaro, Fernández, José Mari, Movilla, Apoño, Montañés, Rochina y Postiga.

El partido comenzó con un buen robo de Rochina que permitió a Postiga disponer de una gran oportunidad ante la meta de Diego Alves, pero el luso es barrido tras quitarse al último defensor con un buen recorte. Aquí es cuando comienzan mis dudas, cuántas veces hemos visto la roja nosotros por menos y qué difícil es que la vean nuestros rivales, aun así me pareció correcta la amarilla si el colegiado mantenía el criterio, pero para él tiene el mismo valor un claro penalti en ocasión manifiesta de gol, que una entrada de José Mari rebañando la pelota en el medio del campo o una protesta de Postiga, sin embargo los continuos agarrones de Soldado y una entrada similar a la de José Mari pero por Banega en la segunda mitad no obtuvieron la misma sanción, a pesar de que los respectivos infractores protestaron al colegiado. Daba la sensación de que el Valencia mandaba sobre el árbitro.

Volviendo a lo deportivo, aunque haya gente por medio que quiera destacar, Apoño transformó el penalti en el minuto 4, luego en el 32 llegaría el 2-0 cuando Postiga remata de cabeza una falta magistralmente sacada por Apoño. Parecía que el partido estaba encarrilado, pero unos minutos después Jonás anotaría el primer gol de los valencianistas, un pase en bandeja de Cissokho que tras pasar por Soldado en fuera de juego acaba llegándole el balón a Jonás para que la empuje a meta. Con el 2-1 acababa la primera parte y con varias dudas sobre el señor Del Cerro Grande que en la segunda parte se encargaría de aclarar. 

Y es que la imagen que daba el Real Zaragoza en la primera parte era de muy buenas sensaciones, por fin se empezaban a ver disparos con peligro en la Romareda en este 2013, la ambición de Rochina y Postiga hacía levantar al público de sus asientos. El único pero que encontré antes del descanso era que Rochina no defendía y dejaba vendido a Fernández, el gol del Valencia llegó por desentenderse él de su correspondiente marcaje. Jiménez lo vio y orientó a Movilla a cubrir la espalda de Rochina.

En la segunda parte el partido no perdió fuelle, el Real Zaragoza seguí atacando, aunque ahí fue cuando se vieron las carencias del conjunto aragonés, Rochina se venía al centro y Movilla se convertía en varias ocasiones en el interior derecha del equipo. Más se agravó el problema cuando en una contra clara Rochina no buscó el pase y disparó forzado a puerta, en la siguiente que tuvo Postiga en condiciones similares tampoco quiso buscar a sus compañeros. Un gol que pudo sentenciar el partido no llegó por el egoísmo de sus protagonistas. Dos jugadores que pasaron de ser socios a enemigos.  Quizás esta actitud se hubiera visto mermada con la presencia de Apoño en el terreno de juego, el cual no comenzó la segunda parte por lesión, el andaluz aunque a veces no certero en el campo, es de los que les gusta poner los conceptos claros sobre el terreno de juego.

Babovic fue quien sustituyó a Apoño tras el descanso, el serbio realizó un partido muy serio, con buenos y rápidos pases a la contra y colaborando en las labores defensivas, algo que no nos tenía acostumbrados. Una buena decisión de Jiménez que lo antepuso a Pintér. El cambio de Oriol por Rochina en el 75 fue por lo mencionado antes, el último fichaje del equipo combinó destellos de gran calidad con muestras de egoísmo y chuponería, una joya a la que aún hay que pulir. A Edu se le vio más activo que de costumbre, con más ambición, desgastándose para su equipo, realizando el trabajo de sacrificio que se le exigen a unas piernas frescas en los minutos finales.

El 2-2 llegaría en el minuto 70 Jonás volvería a batir la meta de Leo Franco de una jugada proveniente de un lanzamiento de falta, que aún dudo si lo era o no lo era. En el 77 el guardameta argentino sería expulsado, al salir a cortar un balón al que desgraciadamente no llegaría por centímetros y tuvo que acabar rebañándola con la mano. Expulsión justa que hacía que Leo, el cual estaba realizando un buen partido, se marchara antes a los vestuarios. Alcolea ocuparía su lugar y José María sería el damnificado de la acción en la sustitución. Buen debut de Alcolea ante el tremendo papelón que tenía.

Finalmente el Real Zaragoza y a pesar de disponer de un jugador menos sobre el terreno de juego, volvería a adelantarse en el marcador en los minutos finales, a espera no,  que Del Cerro Grande no quiso, anuló el gol de Postiga por pitar falta de un jugador del Valencia a su portero (según expone la nueva normativa) acabando el partido en 2-2. Además Alcolea también vio tarjeta amarilla por retrasarse en un saque de puerta, como así también la vería Diego Alves tras retrasarse en sacar la falta que se le pitó a Oriol por tirarse (o así lo vio el árbitro), espera no, que Alves no vio la amarilla por ser del Valencia. Ver para creer señores.

Próximo partido contra el Getafe el viernes a las 9 de la noche.

 

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