LOS 3 PUNTOS DE POR LA MAÑANA

 Imagen cedida por: Pasión Zaragocista, Fotógrafo: Alfredo Sánchez

Esta mañana se enfrentaban dos equipos que han frecuentado durante todo lo que llevamos de temporada la zona baja de la tabla, sombras de lo que un día fueron. El Villarreal es el peor visitante de nuestra liga y esta mañana, a pesar de tener el resultado a favor, lo ha vuelto a demostrar.

Sacó Manolo Jiménez otro once diferente, con éste ya llevamos 8 alineaciones diferentes en 8 partidos. Esta vez los encargados de cubrir junto a Obradovic y Pablo Álvarez la meta de Roberto fueron Paredes y Lanzaro. Volvió a ser Micael la pareja de baile de Apoño como ya lo fue contra el Betis. Abraham, titular ya desde la jornada pasada, acompañó a Lafita y Luis García en la línea de ataque, con Aranda por delante de ellos.

Fue comenzar y dar un paso atrás, Apoño defiende pero Micael no abarca campo, no atiende a la posibilidad de dificultar los pases del rival y, a la hora de intentar robar el balón, se pasa de frenada. Si a eso sumamos el buen posicionamiento táctico del Villarreal en la contra, que se abre a las bandas, muchas veces desguarnecidas ya que nuestros laterales suben, lo que se define que en el planteamiento de Lolo tocaba sufrir. Más si dejamos pensar a Borja Valero y Marcos Sena. Así que una vez más Roberto se tuvo que enfundar los guantes y ponerse a la labor.

De todos modos y a pesar del gol de Martinuccio en el minuto 16, proveniente de una gran jugada de equipo, ambos contendientes habían demostrado una imagen mediocre, de equipos de segunda, que mantuvieron hasta la segunda parte. El Real Zaragoza apenas ocasionaba peligro, no se adentraba en el área rival, siendo la única posibilidad de llegada los disparos desde fuera del área, pero pocos se atrevieron desde esa posición, Micael que fue quien más claro tuvo dichos remates se dedicó a abrir el balón a banda para reiniciar jugada, Álvarez y Abraham que si dispararon, pero con miedo, no llegaron a ver puerta. No hubo más en la primera mitad, salvo la Agapitada.

Antes de comenzar la segunda parte Lafita se retiraba lesionado en el descanso para dar salida a Edu Oriol. Previamente Lanzaro en el 39 también abandonaba el terreno de juego con molestias físicas dando entrada a Da Silva. Al comenzar el segundo tiempo, nada había cambiado, salvo un remate de Abraham que rechazó la defensa con el guardameta ya batido. El Real Zaragoza andaba perdido en el terreno de juego y el Villarreal no mataba el partido. Sólo Borja Valero, jugador que precisamente no destaca por ser rápido, se escapaba por velocidad de nuestra defensa para crear ocasiones. En el minuto 58 entraba Ortí por Obradovic y en el 80 los aficionados abandonaban los aledaños de la Romareda.

Sin embargo, fue la entrada de Marchena en el 82 la que incentivo al conjunto maño, el defensor en un minuto ya había realizado un par de faltas demostrando sus malas maneras y provocando a los jugadores, lo que reavivó las ansias competitivas de algunos de ellos que ya andaban cabizbajos con el resultado. Fue entonces y con la lluvia de testigo cuando se inició la remontada maña, Luis García se atrevió a enganchar uno de esos balones perdido en la frontal del área para hacer el empate. Unos pocos minutos más tarde, en el 93, llegaría el gol de la remontada, cuando Abraham, ante la empanada rival, consigue hacerse con el balón dentro del área con Diego López como único obstáculo, dejando el resultado en el definitivo 2-1.

El Real Zaragoza que se coloca a 3 puntos del Sporting y el Villarreal que le empieza a ver las orejas al lobo tras perder una buena oportunidad de alejarse de la zona de peligro. Siguiente partido el sábado a las 6 en San Sebastian, contra la Real Sociedad, precisamente el último rival al que habíamos ganado en casa hasta la fecha. De ganar allí y seguidamente al Osasuna en casa, podría volver a materializarse alguna esperanza de salir del descenso, aunque muy pocas, porque a la vuelta de la esquina Valencia, Atlético, Barcelona y Sevilla nos esperan en 4 de esas 5 jornadas posteriores, con la obligación de ganar al menos a uno o dos de ellos.