Se puede hablar del árbitro y del penalti no pitado, del tema de las tarjeras, etc. Pero lo que está claro es que marcáramos antes o después, el Sevilla Atlético nos iba a remontar y el partido iba a acabar en 2-1. El Real Zaragoza no está respondiendo a estos últimos partidos de liga y Milla parece no tener en la cabeza el realizar modificaciones para que el equipo funcione de otra manera.
Partiendo de ésto, ¿dónde está el problema?, en la actitud de los jugadores no, desde luego, Irureta, Zapater, Lanzarote, Ángel y ayer hasta Muñoz intentaron hacerse con la victoria y otros no lo hicieron mal. Ayer falló Morán tanto en la creación como en defensa y también José Enrique, éste en una posición que no es la suya y tras dos años sin jugar. Tampoco estuvo bien Ros, en una posición que tampoco le corresponde.
Así que por un lado tenemos a un entrenador, acostumbrado a tratar con chavales, pero que desde que ha llegado aquí es incapaz de ponerlos, Edu García donde Ros, Zalaya donde José Enrique, Pombo para dar equilibrio a la medular e incluso Buenacasa ahora que sólo hay dos delanteros y ambos salen de inicio. Pero que, además de no dar confianza a los chavales, estamos llegando a tener problemas adicionales con otros que el año pasado rendían, Isaac no está centrado y Milla no sabe sacar lo mejor de él, pero a su vez tampoco le cede la titularidad a Fran.
Por otro lado está el director deportivo, Narcís Juliá, que trae a un entrenador completamente similar al que no funcionó el año pasado. Le compone una plantilla sin centrales de recambio, menos mal que no se fue Cabrera. Y aunque no negaremos que el tema económico es un obstáculo, no se aclara con el entrenador en los jugadores que necesita en el mediocampo, al final acaba utilizando a Ros en todas las posiciones y le trae a un Barrera que empieza a recordar a Aria, nadie sabe por qué lo saca, quizás por algo del contrato que desconocemos, pero sigue jugando.
Por lo que esta situación está llegando a un nivel preocupante, porque ya anuncio que Zapater no va a jugar los 42 partidos y no se puede seguir forzando más al chaval, al igual que algún otro que necesitará descansar, como Lanzarote. Así que o el entrenador se deja de tanta cabezonería y empieza a contar con los que realmente pueden aportar o le quedan como mucho dos partidos. Des mismo modo, el director deportivo, ese que regala los sueldos Nescafé, o habla con el técnico y trae a un jugador acorde a lo que necesita esta plantilla ahora, central o centrocampista, o ya va pensando en pasar página de la agenda y traer al siguiente amiguete que entrene a este equipo.
Próximo partido, el Domingo que viene a las 12 de la mañana en el estadio de La Romareda frente al Elche C.F.
¡Siempre Real Zaragoza!
Es que lo de Juliá ya no tiene remedio ni perdón. Sólo trae amiguetes y parece no tener ni pajolera idea de fútbol, si es que alguna vez la tuvo. Si tuviera un mínimo de dignidad, al menos dejaría al Zaragoza en paz. Cómo echo de menos una directiva forofa del equipo, alguien que no sólo busque su propio interés o salvar el culo. Aquí, de ésos, de los que en verdad hacen a un equipo grande, por desgracia no tenemos ni uno. Sobre Milla, la propia gente de Teruel, ya me advertía de su completa inutilidad e incompetencia. Ha corroborado la advertencia, y encima a lo grande. Más le valía leer algún día este tipo de blogs, donde la gente sí entiende de fútbol. Porque lo lleva en la sangre, y no en la cartera o en sus propias y fútiles ambiciones. Equipo hay, pero condicionado por una planificación, planteamientos y dirección pésima. Así no se puede llegar a Primera ni en sueños. La solución quizás sea la marcha de Milla, aunque ante todo exigiría la dimisión de Juliá. Pero para colmo de males, no sucederá, porque le come la cobardía. Prefiere cargarse la historia de nuestro club antes que dejar de calentar el asiento. Como colofón a esta crítica, me gustaría sugerir a los mandamases, si es que alguna vez escuchan a la afición, que es el verdadero corazón del club, que encargaran una app donde los aficionados fuéramos los que hiciéramos la alineación y los cambios (cambios además hechos a su tiempo). Seguro, al cien por cien, que nos iría mucho mejor. Y nos ahorraríamos el sueldo Nescafé de alguien que pinta poco, o más bien nada.
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