Empate a 2-2 entre Real Zaragoza y C.F. Reus en un partido en el que el equipo demostró, una vez más, las carencias que le impiden no estar más arriba en la clasificación, falta de actitud de algunos, mal posicionamiento, poca hambre de gol y la maldición de mover a varios jugadores en el momento en que un titular falla.
Las pocas oportunidades que tuvo el encuentro acabaron en gol, comenzó adelantándose el conjunto maño en el minuto 34 a través de Ángel, el guardameta Badia salió a por uvas y Lanzarote desde la lejanía no pudo transformar el tanto al ser su disparo repelido por un defensa en el área pequeña, el rechace no lo desaprovechó Ángel. Hasta entonces no había habido peligro en el partido ni de uno ni del otro contendiente, algún tiro raso desde fuera del área y poco más.
En la segunda parte el Real Zaragoza se fue atrás, no porque su línea del mediocampo y la defensa retrocedieran, sino por sus delanteros, que no realizaron ningún tipo de presión al rival, especialmente Muñoz, que pasivamente veía que fácil era para el central conectar con el centrocampista defensivo y luego éste, sin presión alguna, iniciar la jugada. No entiendo como a una plantilla prácticamente de segunda b que juega en La Romareda no se le presione en la salida del balón, cuando ya habían demostrado en alguna ocasión que con poco que se les agobiara se lo hacían encima. Tuvo el técnico que comerse un gol de Ramón Folch para tomar la decisión de quitar a Muñoz, en una jugada en la que Casado, que es cumplidor dentro de sus limitaciones, fue superado con facilidad en la banda.
Al lateral se le puede culpar del primer gol, pero tampoco se salva el experimento de que el mejor lateral de la categoría se convierta en central, obligando al otro central zurdo a ponerse a la derecha, toda una obra de arte firmada por el señor Juliá, que menos llamaditas podría hacer a viejos conocidos del Barca y más mover el culo por el mercado mundial, para así traer un central en condiciones, en vez de estos sueldos Nescafé que estamos regalando a dos centrales que, de haberlos traído otro, no serían ni titulares en el filial.
Con Ángel como único punta y con Edu García en la banda, el equipo ganó equilibrio, ya que hasta ese momento las bandas habían sido un caos, en una te encontrabas a Lanzarote, Casado y José Enrique y en la otra, con suerte a Fran, porque Cani tendía a irse al centro. Y para colmo, se lesiona uno de los que mejor posicionados estaba, Javi Ros, que si no se desmaya en el campo, el técnico no lo cambia hasta el 90, al igual que pasa con Cani o Lanza, que no están para aguantar todo el partido pero que ahí están.
El Real Zaragoza recuperó cierto equilibrio, pero no se atrevió a tirar a puerta en las oportunidades claras que tuvo, ni a colgar balones en el área, volviéndose completamente nulo en ataque. Mientras el Reus, una vez metido en el partido, sólo necesito de otra ocasión para hacer el 1-2, de otro balón que se paseara por el área pequeña para que la volviera a cazar Ramón Folch.
En los minutos finales Agné retiró a Casado para sacar a Dongou, el camerunés se ha dado cuenta de que, por poco que haga, le puede quitar el puesto a Muñoz, así que entró con ganas, anotó el gol del empate en un rechace dentro del área y se le vio correr más que en todos los partidos de la temporada pasada juntos. Si sigue con esa actitud, a Agné no le queda otra que ir dándole minutos, los mismos que debía haberle dado a Buenacasa antes de su lesión.
Próximo partido, el sábado que viene a las 8 de la tarde contra el Cádiz C.F. en el Ramón de Carranza.
¡Siempre Real Zaragoza!