Durante el partido de ayer contra la Ponferradina, se vio en La Romareda a los dos Real Zaragoza que hemos vivido esta temporada.
Por un lado el de la primera parte, con Diamanka en el campo. Donde se ve a un equipo que a pesar de no tener un delantero eficiente tiene llegadas, en el que es cuestión de estadística hacer gol. Un equipo que agobia a su rival tanto a la hora de salir desde la defensa como de elaborar en la media. Un equipo que no recibe prácticamente ocasiones, sólo un disparo desde la lejanía. Y sobre todo, con una mentalidad de subir a primera por la vía directa.
Por el otro lado, está el equipo de la segunda parte, el de sin Diamanka y con un Popovic sin plan b. Ese Real Zaragoza al que le achican en su campo, en el que el portero es el jugador que más toca la pelota, donde ganar o perder depende de la eficiencia del otro equipo. Ayer Yuri pudo irse con un par de goles en su mochila, uno porque no quiso el árbitro, el otro, porque estuvo desacertado. Vimos al conjunto maño sin fuerza, sin ideas. No hubo ocasiones de gol de parte de los de Popovic, Ángel un punta convertido en extremo no supo dar ese pase determinante que permite al delantero estar cara al gol. Ortuño no tuvo las suficientes oportunidades para sumar otro tanto más en su cuenta. Dorca parecía otro jugador distinto al de la primera parte.
Y finalmente están los cambios donde Popovic da muestra de su falta de ideas. El primero obligado, el de Diamanka, para dar salida a Sergio Gil, no sabemos si porque él lo ve lógico o porque no se atreve a poner a Aria en La Romareda con un 2-0 a favor, pero la respuesta menos compleja es que el Japonés no se ha adaptado. El segundo el de Jorge Díaz por Pedro, es cierto que el extremo estaba agotado, pero el partido no le exigía un cambio de cromos, sino de estrategia, que a veces no tiene porque llevar un cambio en el dibujo, aunque también hubiera podido ser útil, o por lo menos, innovador. El punta en la segunda mitad debía de haber sido Ángel y el jugador retirado Ortuño, para así aprovechar los contragolpes por velocidad. El ex del Eibar y Elche empezaba la galopada desde muy atrás y su cansancio y su poca experiencia dando el último pase hacía que las jugadas acabasen sin disparar a puerta. Para acabar tenemos el cambio de Abraham por Ángel en el descuento. En el que se demuestra que por mucho que cobre, es un Tato de la vida,, cuando hay canteranos que deberían coger soltura,, aunque fuera minuto a minuto.
No voy a hacer mucho hincapié sobre los dos goles, son dos balones introducidos en el área desde atrás, desde la segunda línea, ante la pasividad de una defensa muy empanada, permitiendo el remate fácil para los atacantes maños. El de Pedro bien resuelto, el de Ortuño con más suerte que puntería.
La conclusión que se puede sacar de este encuentro y quizás de la vida, vamos a ponernos con el chip filosófico, es que a veces reina más el interés individual que el del colectivo. Y ayer para salvar el pellejo de uno, se sacrificó a un jugador que estaba tocado cuando el partido estaba sentenciado. Y ahora al técnico no le queda otra que dar con esa alternativa que tras 15 jornadas aún no ha encontrado y por el bien de todos debe hallar. Es ahora cuando debe demostrar sus conocimientos de fútbol y dar con ese plan b. O si no, otro vendrá que lo tenga.
Próximo partido: Lunes a las 20:30 en San Mamés contra el Bilbao Athletic.
¡Siempre Real Zaragoza!