Ayer todo el mundo que vio el partido observaron las dos caras del Real Zaragoza, la de la primera parte de equipo grande, mimando el balón, finalizando las jugadas y demostrando una solidez defensiva. Y la de la segunda parte, un equipo distinto, con miedo a tener la posesión, impreciso en los pases, con jugadores completamente fuera de sitio.
Durante el partido fui haciendo varias anotaciones sobre los jugadores, me gustó el papel de los centrales, salvo un par de cosas de Paredes y el despiste que tuvieron en los dos goles, en los que carecieron de intensidad para poder cortar el esférico con rotundidad. Peor imagen me dieron los laterales durante el encuentro, a Cortés le ganaron por velocidad, a Abraham por ingenuidad, el catalán fue de los que menos entró en el partido y de seguir así, Paco debería empezar a convocar a Diego Rico.
Quizás el que mejor sabor de boca me dejó fue José Mari, a quien sí le vio centrado, ayudó a la salida del esférico y se colocó en el centro de la zaga siempre que Álvaro salía de la cueva. Gran mejoría la del andaluz que debo reconocer. Sin embargo, no puedo decir lo mismo de su compañero Acevedo, el argentino combinó momentos de lucidez defensiva con varios descuidos en las marcas, demasiado intermitente para un equipo que necesita un líder que se implique y controle los tempos del partido.
La línea ofensiva empezó bien hasta desaparecer por completo en la segunda parte, a Barkero le costó entrar, falló un par de oportunidades y fue adquiriendo confianza hasta encontrarse con el gol. Víctor es un jugador al que Paco debería empezar a atar en corto, su racha goleadora le ha hecho crecer hasta el punto de que sigue sin pasar a compañeros en posiciones más favorables, mucho regate pero poca conexión con el delantero. Y lo de Roger, es de analizar con lupa, Paco lo situó en la izquierda donde no cuajó, a mitad de partido se fue al centro hasta colocarse donde Henríquez, dispuso de una oportunidad y posteriormente anotó un tanto. Tras el gol volvió a la izquierda y perdió dos balones, dejándonos sin profundidad en ese costado.
Y sobre Henríquez, su sacrificio se ve desde el primer hasta el último momento, presiona y se aprecia ese plus de calidad que destaca sobre los demás. Pero tanta presión individual lo convierten en un jugador que no dosifica sus fuerzas, que corre más para defender que para atacar y eso perjudica al equipo en los últimos minutos del partido, donde necesitamos que en uno de esos despejes el delantero meta un susto que obligue al rival a retrasar posiciones. Además la presión de poco sirve sino es arropado por el equipo.
Lo de los cambios, todo un espectáculo, salió Movilla por Roger obligando a Acevedo a adelantar su posición, el jugador no habituado a su demarcación se volvía para atrás. Salió Ortí y, supongo que por indicaciones técnicas, lo vimos en el interior izquierda cubriéndole más la espalda a Abraham que buscando la contra. Y finalmente salió Cidoncha, salió con ganas de correr sí, pero con una nefasta visión del juego, no sólo no tapó huecos sino que creó nuevos por donde poder adentrarse el equipo contrario, además como había hecho Acevedo antes, retrasó también su posición y nos quedamos sin ataque.
Y luego está el tema de Paco Herrera, gran primera parte que he de reconocer al entrenador, además buscó la movilidad en el terreno entre Roger y Víctor y las rotaciones entre José Mari y Álvaro, fantástico trabajo y buena lectura. Pero en la segunda parte con el equipo echado atrás, no supo imponerse, hasta el punto que los acabó mareando con tanta variante del sistema en cada sustitución. Lo que produjo que los que estaban en el campo acabaran perdiéndose definitivamente y los que se incorporaban en la segunda mitad nunca llegaran a entrar en el juego.
Así que tras un gran comienzo con el que nos fuimos al descanso ganando por 2-0, terminamos el partido 2-2 tras una pésima segunda parte.